La inserción de las e-commerce en las redes sociales es un hecho cada vez más presente. El uso reiterado de plataformas como Twitter, Facebook o Instagram por parte de los usuarios de tablets y smartphones aumenta cada día, y ésta es la razón por la cual cada vez se facilita más la presencia de las marcas en ellas.

Hasta hace poco tiempo, Instagram carecía de un modelo que permitiera el acceso directo a la compra de cualquier artículo: una red con tanto potencial a nivel visual y con un número tan considerable de usuarios (600 millones según Business Insider) era un filón muy a tener en cuenta que ni los minoristas ni las marcas aún no podían explotar de una forma directa y efectiva. Pero parece ser que esto está a punto de cambiar.

Conciliar dos aspectos tan importantes como el aumento de la inversión publicitaria en una red de éxito y no provocar la huída masiva de usuarios al verse inundados por el spam no es una tarea fácil, pero desde Instagram han tratado que esta evolución no signifique un hecho perjudicial para ninguna de las partes, sino un modelo de compras que no resulte ni invasivo ni molesto.

A simple vista, la interfaz de la red social no habrá cambiado en absoluto, ya que no modificará ni un ápice la experiencia visual de Instagram, la principal clave de su éxito hasta ahora. A través de la cuenta de una marca o de un e-commerce se podrá postear una fotografía en la que aparezca su producto, igual que hasta ahora; la diferencia consistirá en que si el usuario está interesado en saber algo más de este artículo, tendrá que tocar la pantalla, momento en el que aparecerán tantos tags como productos disponibles haya en la imagen. Estos llevarán a una especie de escaparate con sus especificaciones donde, a partir de ahí, si el usuario quiere realizar una compra, podrá dirigirse directamente a la tienda online.

De esta manera, se asegura la misma experiencia que existía hasta el momento y se introduce una posibilidad de compra que sin duda será muy útil para muchos tipos de e-commerce, que encontrarán en Instagram una nueva vía de publicidad. Instagram no percibirá un porcentaje de las compras que se realicen a través de la app, sino que sus beneficios surgirán de la monetización de estos productos al permitir que las marcas paguen para mostrar sus artículos a la venta sin necesidad de que los usuarios les sigan.

El nuevo modelo ya está en pruebas e incluye más de 20 marcas como Kate Spade y Hollister and J.Crew. De momento tan sólo se está probando en teléfonos iPhone en Estados Unidos, pero está claro que si estas pruebas dan buenos resultados el modelo se extenderá al resto de dispositivos y será efectivo en un gran número de países.

He aquí un ejemplo más de que la búsqueda de modelos de negocios para las e-commerce que no supongan una invasión para el usuario es la clave que permita conciliar vendedor y consumidor, y que también provocará el aumento progresivo de la publicidad por medios digitales, disminuyendo cada vez más los que hasta ahora eran los medios tradicionales (y predominantes).