La publicidad, desde hace ya tiempo, se presenta de formas cada vez más agresivas; cualquiera que utilice Internet de forma regular sabe que casi una tarea imposible “esquivar” los anuncios, a veces colocados de forma realmente molesta: pop-ups difíciles de cerrar y vídeos que activan su audio de manera automática son sólo algunos de los tipos de publicidad que dificultan la visualización de los contenidos cada vez que accedemos a nuestro navegador. Pero parece ser que Google está dispuesto a tomar cartas en el asunto creando su propio adblock para Chrome.

Según el Wall Street Journal, Google está sopesando la idea de introducir un adblock que se instale por defecto en el navegador, válido tanto para la versión de escritorio como para la móvil. Según esto, Google no solamente estaría imponiendo su propia política en contra de la publicidad invasiva, sino que también plantaría cara al resto de competidores de adblock, haciéndose con gran parte del mercado de este tipo de herramientas. A pesar de que la compañía todavía no se ha pronunciado al respecto, las fuentes del diario británico exponen la posibilidad de que Google hable durante las próximas semanas y que, por el momento, todavía estaría refinando las características de la herramienta antes de su integración.

¿Qué significaría esto? A efectos generales, la introducción de un adblock determinado forzaría todo un cambio del panorama publicitario en el navegador más utilizado del mundo. Todo aquel que quiera anunciarse deberá, pues, seguir los cánones implantados por Google, mucho menos agresivos de cara al usuario y que no entren a obstaculizar la experiencia de la navegación online. Si bien esto puede resultar una buena noticia para los internautas, algunas reacciones negativas no se han hecho esperar. Por un lado surge la idea del monopolio en que se está convirtiendo la red dado el gran poder de que dispone Google, que tiene en su poder más del 56% de la cuota de uso de navegadores (Genbeta); por otro lado, también hay voces que critican el movimiento de la compañía y que la tildan de “hipócrita”, puesto que les posiciona como árbitros indiscutibles del tipo de publicidad que es válida y de cuál no (Digiday UK), así como por el hecho de que buena parte de sus ingresos proceden, precisamente, de la publicidad (AdSense).

En cuanto a qué tipos de anuncios se encontrarían en el punto de mira de Google, parece ser que este aspecto sería calibrado por el comité “Coalition for Better Ads”, del cual Google es miembro fundador. Precisamente, los citados tipos de publicidad como los pop-ups y los vídeos de reproducción automática con sonido, así como también los anuncios con cuentas atrás, podrían ser bloqueados por el supuesto nuevo adblocker. La cuestión será si Google decidirá banear o no el conjunto de anuncios que aparezcan en la web si existe uno solo que no cumpla la “normativa”, a pesar de que el resto sí lo hagan.

De este modo, habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos y si finalmente Google lanza este adblock y cómo; lo que es indudable es que una restricción de determinados anuncios serviría para facilitar en gran medida la experiencia del uso de Internet, que en algunos casos se ha convertido en algo verdaderamente molesto, quizás dando pie a un contexto que obligue a cambiar la forma en que nos llegue la publicidad para que no resulte tan invasiva.