“Hashtag” es el término anglosajón para “almohadilla”, una palabra que ha quedado implantada de forma generalizada en los últimos tiempos, desde el momento que traspasó las fronteras de la telefonía para instaurarse en algunas de las redes sociales más utilizadas. Es aquí, particularmente en Twitter, donde cobra su relevancia, aportando una parte vital de la experiencia de formar parte de estas plataformas. Y es que el hashtag es la clave para compartir, segmentar ideas y temáticas y conseguir potenciar las interacciones entre los usuarios.
La finalidad de esta herramienta consiste en convertir en hilos de conversación las aportaciones de los diferentes usuarios que hacen uso de ellos, logrando agruparlas para que sea sencillo leer las impresiones de todos respecto al tema en cuestión. A pesar de que Twitter fue la primera red social que impulsó este elemento, los hashtags ya se utilizaban a finales de los años 90 para establecer distintas categorías en los grupos de IRC.
Hoy en día existen varias redes sociales al margen de la ya mencionada que han potenciado su uso, especialmente Instagram; también, entre las pretensiones de Facebook para 2017 se incluye ceder una mayor importancia a los hashtags, cuyo uso en esta red social es, hasta el momento, bastante marginal. Implementándolos sería posible determinar las temáticas de interés comunes entre los usuarios de la red social creada por Mark Zuckerberg.
Volviendo a Twitter, la efectividad de estas herramientas no da lugar a dudas: según SurePayroll, los tweets que incluyen hashtags obtienen hasta el doble de retweets que los que no, una diferencia sustancial que resulta vital para lograr un buen engagement. El problema es que, más a menudo de lo que pensamos, su utilización se lleva a cabo de forma incorrecta y estos errores no se limitan, ni mucho menos, a los usuarios, sino que algunos e-commerces desempeñan estrategias que se quedan a medio camino de lograr todo su potencial.
Una de las enseñanzas clave consiste en saber que es tan grave la ausencia de hashtags como su abuso; incluir más términos no garantiza un mayor éxito en tus publicaciones, sino todo lo contrario. Excederse puede provocar fácilmente un efecto de rechazo inmediato que te sitúe en el lado contrario de donde quieres estar. ¿Cuál sería la cifra ideal? Teniendo en cuenta que su uso no debe basarse en la banalización sino en la sustancia o valor, el número ideal por regla general debería ser de uno o dos hashtags. Esta cifra suele ser más que suficiente para incluir tus tweets en el hilo correcto.
Hay que tener en cuenta que cada red social tiene sus propias normas; si nos estuviéramos centrando en Instagram, por ejemplo, se incrementaría en gran medida el número de hashtags que podríamos utilizar sin que ello perjudicara a nuestra publicación, potenciando el alcance a más individuos y ganando la tan ansiada visibilidad.
Una vez sabemos cuántos hashtags incluir es interesante seguir algunas directrices a la hora de elegirlos. Una de las mejores maneras de sumarse a una conversación y dar visibilidad a tu marca es mediante el uso de los Trending Topics de Twitter. Este listado en el que se van añadiendo los temas más populares del momento es una buena forma de ganar interacciones. También hay hashtags que ya están integrados en la dinámica de Twitter, como el #FF (Follow Friday), en el que se hacen recomendaciones de usuarios o marcas a seguir.
Usar hashtags propios es la estrategia ideal para lograr reconocimiento de marca y desempeñar campañas, pero es importante que estos sean fáciles de recordar y únicos. Comprobar los hashtags antes de emplearlos para saber si han sido utilizados con anterioridad es vital, ya que un uso previo en un contexto al que no te convenga asociarte puede resultar perjudicial para tu marca.
Conseguir que tus hashtags sean relevantes generará buzz e interacciones, ocasionando un impacto directo en la forma que tienes de mostrar tu negocio al resto de usuarios. Evita composiciones complejas o abstractas, así como aquellas que puedan llevar fácilmente a equívocos o a ser mal escritos; y si puedes incluir el nombre de tu marca en ellos, mejor que mejor. Otra de las claves es el uso de las mayúsculas para distinguir las diferentes palabras de las que se compone un hashtag (en caso de que haya más de una), mejorando así su lectura.
Otra de las dudas a la hora de insertar estos elementos en los tweets hace referencia a su colocación. ¿En qué punto es mejor escribirlos? Depende; es cierto que, por norma general, es preferible que los hashtags estén situados al final de la publicación, ya que de esta manera ni dificultan ni enturbian la lectura. Sin embargo, también puede suceder que el mismo escrito de la publicación incluya la palabra-hashtag, siendo más sencillo añadir directamente la almohadilla en el mensaje y así evitar una repetición innecesaria al final.
Una vez establecidas las claves de su utilización, los hashtags son muy útiles para determinadas funciones que les pueden resultar sumamente útiles a las marcas. Una de las más usadas consiste en aglutinar tweets sobre un evento concreto (una conferencia, un día de descuentos, etc.); también son perfectos para iniciar y monitorizar concursos, así como para generar futuros Trending Topics con los que generar engagement.
Al final, entender todos estos recursos a nuestro alcance y ser conscientes de su correcta utilización será lo que nos dé la llave para conseguir la mejor estrategia, aquella que genere el impacto que queremos lograr en esta red social.